Melasma

Una lucha constante pero fructífera.

El melasma es una pigmentación irregular de la piel que se observa especialmente en mujeres y que frecuentemente se relaciona con factores hormonales (embarazos, toma de anticonceptivos, desarreglos hormonales). Se caracteriza por la aparición de una pigmentación más oscura en zonas como el labio superior, el centro de la frente o las mejillas. Aunque menos frecuentemente puede presentarse también en otras zonas como los brazos. Esta pigmentación empeora en verano con la exposición solar y se atenúa en invierno cuando esta disminuye.

¿Como se trata el melasma?

El abordaje terapéutico del melasma se basa en la utilización de productos despigmentantes tópicos y peelings químicos. Los productos despigmentantes bloquean la producción de melanina y los peelings ayudan a eliminar el pigmento ya producido por descamación. Entre los productos tópicos más utilizados se encuentra la fórmula de Klingman, una combinación de hidroquinona, ácido retinoico y corticoides, así como los inhibidores de la tirosinasa (hidroquinona, arbutina…). Entre los peelings despigmentantes más habituales se encuentras los alfa-hidroxiácidos como el ácido glicólico, mandélico, kójico, etc…

Recientemente se han publicado trabajos sobre la utilidad del ácido tranexámico, un anticoagulante, en el tratamiento del melasma. Se están realizando estudios sobre su utilidad tanto en aplicación tópica como oral.

¿Como nos pueden ayudar los láseres en el tratamiento del melasma?

A diferencia de la pigmentación secundaria al proceso de envejecimiento normal, el melasma suele ser resistente a los tratamientos basados en fuentes de luz. Existe una relación entre inflamación y desarrollo de melasma. Es por ello que si bien las fuentes de luz pueden aclarar inicialmente las lesiones, los pacientes suelen repigmentar tras recuperarse de la inflamación. Por ello estas fuentes de luz no son nunca la primera linea de tratamiento.

Algunos pacientes pueden beneficiarse del uso de los láseres para el tratamiento del melasma. Se trata de aquellos que tienen melasmas más profundos (donde no llegan los productos tópicos) o los pacientes que asocian fotoenvejecimiento. En estos casos se pueden utilizar los láseres y la Luz Intensa Pulsada preparando la piel con una fórmula despigmentante. Esta deberá mantenerse hasta 6-8 semanas después del tratamiento.

Los pacientes deben comprender que se trata de un proceso dinámico, con una alta tasa de recidiva por su relación con la exposición solar. Por ello deberán repetir periódicamente los tratamientos y cumplir con un estricto protocolo de protección solar. Sabemos actualmente que los mejores protectores son aquellos que incorporan filtros también para la luz visible.

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