Cuperosis y rosácea

El rubor que condiciona toda nuestra vida.

La cuperosis y la rosácea son uno de los trastornos dermatológicos que más pueden condicionar la calidad de vida de un paciente. Se caracteriza por un enrojecimiento de la piel del rostro que aumenta progresivamente con los años. Al evolucionar es frecuente que también aparezcan capilares o telangiectasias. Este enrojecimiento de la piel empeora al exponernos al sol, calor, situaciones estresantes, comidas especiadas o con la ingesta de bebidas alcohólicas. Es lo que los ingleses conocen como “flushing” y puede asociar una sensación de picor/ardor. En algunos pacientes y en estados más avanzados estos brotes se asocian al desarrollo de lesiones similares a las del acné. No es infrecuente que estos brotes sean cada vez más frecuentes e intensos, pudiendo llegar a interferir con nuestra actividad social y profesional.

La causa de la rosácea es multifactoria. En su desarrollo participan tanto factores genéticos, como hormonales, gastrointestinales, emocionales o la exposicón al sol entre otros. Si bien esto es cierto, en una gran parte de los pacientes la rosácea comienza siendo una simple cuperosis (presencia de enrojecimiento y telangiectasias). Con los años evoluciona y desarrolla los síntomas propios de la rosácea. Esto hace pensar que la presencia de estos capilares anómalos es fundamental en el progreso de la enfermedad.

¿Como se tratan la cuperosis y la rosácea?

El tratamiento convencional de la rosácea se basa en disimular el enrojecimiento o tratar la inflamación. Cubrimos las zonas enrojecidas mediante cosméticos y tratamos las lesiones inflamatorias con antibióticos tópicos o orales. Recientemente se ha introducido la invermectina tópica, un antiparasitario que pretende controlar la proliferación del demodex cutáneo.Además se recomienda evitar los factores que sabemos que empeoran la sintomatología. Estos tratamientos, si bien ayudan a controlar los síntomas, no evitan la progresión del cuadro y por tanto que cada vez nos hagamos  más dependientes de tratamientos tópicos o orales.

¿Como nos puede ayudar el láser en el tratamiento de la rosácea?

Las fuentes de luz (láser y Luz Intensa Pulsada) pueden ayudar a eliminar los capilares responsables de la sintomatología y progresión de la rosácea. La luz emitida por estos equipos atraviesa la piel y calienta de forma selectiva los capilares. Con ello conseguimos coagularlos para que el organismo los elimine. Al reducir su número la piel se aclara, desaparece la tendencia a enrojecerse al exponerse a los factores desencadenantes y las lesiones de acné se hacen menos frecuentes y numerosas.

En Clínica Campo-Optimage y tras valorar cada paciente individualmente planificamos un tratamiento personalizado en 3 fases utilizando tanto láser de Nd:YAG Coolglide como Luz Intensa Pulsada BBL. Se precisan entre 2 y 4 tratamientos que se realizan mensualmente. En nuestra experiencia y con este protocolo conseguimos reducir la sintomatología y evitar la progresión de la rosácea en el 89% de los pacientes. Esta mejoría persiste durante años requiriendo en alguna ocasión de alguna sesión de mantenimiento pasado ese tiempo.

El tratamiento se realiza en escasamente 30 min y provoca una discreta molestia que controlamos con la aplicación de aire frío. Es habitual que el paciente presente un enrojecimiento de la zona durante las 2 a 48h posteriores al tratamiento. Ocasionalmente y especialmente los pacientes con rosácea más avanzada pueden desarrollar una inflamación transitoria de la zona de los pómulos y párpados.

 

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